En 1950, Tamayo compartió muros con Siqueiros, Orozco y Rivera en el primer pabellón de México de la Bienal de Venecia.
“La impactante violencia pictórica del Pabellón de México fue una revelación”,publicó La Bienalle y le otorgó a Siqueiros el premio para artistas extranjeros.
Los ojos de Europa puestos en “los Tres Grandes” no voltearon a ver al oaxaqueño.
Siqueiros también pensó que Tamayo desentonaba. En una entrevista justificó su premio sólo ante Orozco y Rivera diciendo que la selección de sus obras no fue representativa. Y en cuanto a Tamayo:
Sus elementos “mexicanos” son un accesorio epidérmico…En realidad Tamayo usa elementos folclóricos mexicanos de una manera semejante a la que hubiera empleado cualquier pintor de la escuela de Paris en un rápido recorrido por nuestro país.
El laureado se equivocó.
Texto por Ana María García Kobeh