Desde las heladas entrañas de Moscú nace una nueva artista, explorando las diversas caras de la realidad a través de la expresión, los rasgos y las emociones de las personas, plasmando en sus trazos la esencia de los seres con los cuales cruza su camino y llegan a inflamar la fertilidad de su mente, impregnado el lienzo, el papel, la pared o cualquier superficie sobre la cual pueda inmortalizar su ilimitada creatividad con rostros que reflejan desde su mirada etérea el espíritu del espectador, capturando en un momento eterno la historia e irrepetible fugacidad de una expresión, un pensamiento, un sentimiento que permanece como una pieza viviente a prueba de la destructiva caricia del tiempo, testigo perfecto del repentino resplandor que es el la humanidad, congelada en forma de la exquisita, intuitiva y absolutamente profunda técnica de la joven rusa que guiada por su instinto, libre de las reglas de cualquier escuela expresa de manera pura y salvaje el arte que es el ser humano en sí mismo: una cara que aparece bajo la presión de las cerdas del pincel y no volverá a verse de la misma manera, la representación gráfica de la naturaleza humana y la historia de un individuo que tal vez nunca conoceremos pero tras mirarlo en la pintura de nuestra artista….hemos llegado a comprender en el alma.