Cuando terminó nuestra entrevista con Ivonne Kennedy, una artista originaria de Oaxaca, México, fue inevitable sentir una aura mística, como cuando lees sobre mujeres como Leonora Carrington o Remedios Varo.
Sin afán de comparar, toda esa personalidad y fuerza femenina que denotan sus piezas (puedes adquirir algunas de sus obras en este ENLACE) se expresaban casi de inmediato en sus palabras:
«Muchos de los títulos a los que recurro para nombrar mis obras tienen que ver con el latín. Estudié desde los 14 en un colegio de monjas y fue ahí donde me acerqué a él y como me enamoré de esta raíz. Era como ir a conocer a tu bisabuela a través de la lengua. Una lengua que ya no se habla, pero sigue estado viva en nuestro idioma. El tema que me interesa mucho es el simbolismo y la alquimia».
Quisimos indagar más sobre esta peculiaridad que tienen los nombres de sus cuadros, esculturas o cerámicas, así que dejamos que nos contara más sobre esto:
«Tiene una carga energética el nombre que se la da a las cosas. Lo tenemos en los nuestros también. Entérese todo el mundo que el nombre que llevamos puesto jamás fue equivocado ni fue casualidad, hay que indagar la etimología y ver cuál es el poder que cada uno trae.»
La raíz etimológica de Ivonne, en sus propias palabras, deviene en dos vertientes. La primera es del lado alemán que significa «punta de flecha». La segunda dice que Ivonne es una variante Juan o Juana, y Juan significa «el pequeño y amado hijo de Dios».
Ambos orígenes son del agrado de la artista, quien siempre ha tomado ese papel de líder, abrir brecha y también siente el cariño de ese Dios, al ser una hija afortunada y bendecida.
La charla había comenzado de maravilla, así de decidimos mantener esa línea profunda de las cosas, y retomar algo que había mencionado líneas atrás: la alquimia en sus obras, de cómo inyecta a su arte el poder de su mente y manos:
«Cuando trabajo cerámica me drena la energía de una forma muy purificante. En el caso de una xilografía, es un trabajo muy artesano, exige mucha concentración. En el caso de un óleo es el tiempo, es mucha paciencia. El metal, es un alucine, es de las últimas técnicas que he abordado y es algo muy físico, ahí viví lo que es Marte, este planeta súper guerrero».
Así, al ver las diversas formas de plasmar su arte, nos resultó muy adecuado saber para qué tipo de espectador están pensadas las piezas, en otras palabras, cómo definiría su arte y quién puede disfrutarlo.
«Yo creo que desde un inicio, y siempre lo ha sido, mi arte es de una materia muy contemplativa. Claro que puede llenar cualquier espacio y le va a meter una energía, un ambiente, una atmósfera, un color, pero si en lo particular estamos hablando de gente que observa algo, sin cansarse de observar, ahí recomiendo mi obra. Si vas en el sentido de ir hacia lo no narrativo, no acabas de explorarla».
Sin embargo, hay una cosa que ella esconde y marca de alguna manera especial a sus piezas.
«Si hay una constante y seguirá habiendo es mi firma. Es la que trae un código. Sólo ocupo las primeras tres letras: KEN, simboliza montaña, entonces la N es el perfil de un par de montañas…
KEN viene de un exagrama, el número 52 del I Ching. Ha sido mi oráculo desde que yo tenía 18 años, ha sido mi libro sapiencial, mi maestro, mi libro de estudio espiritual. Este exagrama simboliza la puerta, la ventana y también la boca.
La Ventana, obra de Ivonne Kennedy
Esta es la primer parte de una agradable y reveladora entrevista con Ivonne Kennedy, una mujer de arte, fuerte y de raíces profundas. Espera la siguiente parte aquí en Sin Galería. Y no olvides visitar el perfil de esta artista AQUÍ y encuentres la obra perfecta para ti.
