En una charla, de esas donde la amabilidad se adueña de las palabras, Sin Galería pudo conocer un poco más de la intimidad de la vida y obra de José Santos.
Y es que por momentos, nuestra entrevista con Santos se convirtió en una charla entre amigos, en la que cada uno revela un poco más en cada pregunta.
«Mi trabajo es un viaje de sueños, como si quisiera platicar con la gente de lo que yo he visto de lo que he vivido, es como tratar de provocar una conversación, por eso es muy abstracto. Los colores son para llamar la atención, son como una luz y cuando te acercas puede ser algo trágico. A mí me gusta mucho el contraste, tanto en colores como en temática, ahí entra un poco más de lo que yo soy, soy un poco complicado».
Santos inició su carrera artística dedicado a tres grandes técnicas: pintura, grabado y cerámica. Con estos conocimientos viajó a Londres, Inglaterra, tras conseguir una estancia académica que le permitió integrar su arte, su visión al mismo tiempo que se apropiaba de una nueva apreciación del mundo:
El cuerpo de la obra de Santos, según él, tiene una característica única, variedad. Gusta por representar muchas formas desde la base del dibujo, es ahí donde encuentra su sello personal:
«A mí me gusta mucho el dibujo, para mí es lo primero que un artista debe analizar. Hay muchos artistas que su dibujo es impecable, da una seguridad. Hay gente que dice ‘Ese artista no sabe dibujar’, pero lo primero que debes aprender cuando eres artista es el dibujo. Mis dibujos son demasiado instantáneos. Yo cuando dibujo o pinto no tengo un sketch, está completamente en blanco y digo ‘¿Y ahora qué hago con esto? ¿Cómo le entro?’ No tengo ni idea pero tengo ganas de hacerlo y desde un día antes me preparo mentalmente de que voy a ir a trabajar.»
Pese a esta supuesta nada, los cuadros de José son pauta para el diálogo sobre lo que ven o creen ver los espectadores y es justamente porque, como él menciona, en ellas pone una parte de sus ser, que en un inicio no tiene forma concreta, pero invita a crearla entre autor y público:
«En mi caso personal, me interesa mucho saber quién compra mi obra. En realidad hay gente que la compra y la tiene guardada, la compra por inversión, no la compra para un punto de conversación, algo interesante que ellos crean que han obtenido, algo que refleje su personalidad… no sé.
Me gusta que esas obras lleguen a un lugar en donde tengan cabida. Una vez me ofrecieron comprar un lote de obras y le dije: ‘Esto no son guanábanas, no son plátanos’… Imagínate dónde iba a tener mi obra este señor, guardada, regalada y no sabes dónde va ir.
Yo creo que así no es, tú mismo te pierdes el respeto. Son recuerdos casi personales y me gustaría compartirlo con una persona que también lo entienda».
Para terminar la charla, le preguntamos: ¿Si sólo pudieras comprar un obra de arte en todo el mundo, cuál sería y por qué? Su respuesta ejemplifica muy bien su personalidad como creador: su sensibilidad al entorno y a su interior.
«Es un sonido. En la ciudad de Birmingham, en la galería Ikon, hay un elevador, cuando te subes, dependiendo de si subes o bajas, empieza un sonido, como un grito, y ese grito va de arriba para abajo o de abajo para arriba, dependiendo del recorrido. Yo me subí muchas veces a ese elevador sólo para oír ese sonido.
Es de un artista que me gusta mucho su obra, se llama Martin Creed, de Escocia. Es un poco brutal con sus cosas, pero para mí es un artista que me gustó mucho su manera de pensar.»
José Santos es un artista con una basta experiencia en las filas de Sin Galería. Visita, contempla y adquiere algunas piezas genuinas, honestas y de una gran historia en este enlace y espera las próximas novedades de su arte.
